LOS NIÑOS Y EL CONSUMO
CRIANDO A DOS

Los niños y el consumo

LOS NIÑOS Y EL CONSUMO

Primero consumo, luego existo

«Tenemos que comprar» esto, esto otro, «Este no que está roto, hay que comprar uno nuevo» y tantísimas frases que seguro que como madres o padres escuchamos a diario.

¿Por qué el verbo COMPRAR para los niños es uno de los más utilizados?

De pequeños, nuestros padres nos compraban juguetes por los cumpleaños, santos, Reyes o Navidad y muchos de ellos los heredábamos, o simplemente los construíamos con pocos elementos sobrantes.  ¡Éramos  verdaderos reciclados! Ni que hablar de nuestra vestimenta que  generalmente se heredaba de hermanas/os mayores o amigos, porque la ropa era carísima.

Hoy en día los niños difieren bastante de nuestra más tierna infancia.  Actualmente los niños adoptan comportamientos y habilidades que antes sólo pertenecían al mundo de los adultos. La tecnología, la información y el consumo han llevado a que los niños 2.0 (o 3.0 o sea cual sea el número porque va tan rápido que no nos da tiempo a mantenerse totalmente actualizados) se ha convertido en un «animal» de consumo y esto me preocupa.

 

Consumo global 

Con la globalización, los juguetes, la ropa y la tecnología están hoy en día al alcance de todos, en cualquier sitio y a un golpe de click y si a esto le sumamos la publicidad excesiva a la que estamos expuestos, el combo es explosivo.

INMEDIATEZ: «lo quiero lo tengo», así de fácil, así de sencillo. Lo quiero y pataleo o me enfado. Porque si lo tengo a «un solo click» todo es consumible. Los niños han perdido en muchos casos la capacidad de espera y  carecen de capacidad de frustración.

ACCESIBILIDAD: la tecnología nos permite tener todo, absolutamente todo al alcance de la mano. La opción de pedir cualquier juguete y que en menos de 48 horas Amazon te lo entregue en tu casa es un hecho.

PÉRDIDA DE VALOR: como es fácil y accesible, a veces pierde su valor. Durante los cumpleaños y fiestas los niños sufren una borrachera con tanto juguete al que ya ni prestan atención.  Tenemos a nuestros niños hiperestimulados y tanto estímulo junto es contraproducente.

Educar en tiempos de hiperconsumo

Tener acceso fácil y cómodo a todo no significa que como padres no tengamos que dosificar y medir el acceso que nuestros niños hagan de ello  o penalizar su mal uso, fomentando el CONSUMO RESPONSABLE.

ADMINISTRAR LA TECNOLOGÍA: uno de los problemas a los que nos enfrentamos es el consumo de publicidad vía televisión y/o dispositivos móviles. Establecer horarios y límites al consumo de tecnología es importantísimo evitando que nuestros niños se expongan al consumo. Asimismo, es muy importante controlar qué están viendo ya dependiendo de la edad  hay artículos publicitados que no son adecuados a su etapa evolutiva.

PRESUPUESTO: aunque el dinero no sea un impedimento, no podemos comprarlo todo y no debemos tampoco «viciar» a nuestros niños con el consumo compulsivo. Establecer un presupuesto de regalos anual nos ayudará a «no pasarnos»con las compras.

CHUCHES LOS JUSTOS: establecer un límite de golosinas, chocolates y helados semanal, puede ayudar a que nuestros niños se autoregulen. Los chuches y varios parece que no formaran parte del consumo y son los que se llevan la palma, ganan por demanda los 365 días del año.

CREAR SUS PROPIOS JUGUETES: estimular la vertiente creativa de nuestros peques está en nosotros. ¡Aún recuerdo su primer cumple cuando abrían regalos y se quedaban jugando con la caja o el papel de regalo! Hay cantidades de tutoriales en internet que pueden ayudarnos a realizar algún proyecto con nuestros niños.  Seguro que las actividades que hacemos con ellos son mucho más valoradas que un juguete nuevo que pronto perderá su interés.

RESTRINGIR LOS PREMIOS: premiar es bueno cuando refuerza una conducta positiva, pero tiene su arma de doble filo. Hay niños que cogen esto como norma y solicitan una compensación (juguetes, chuches, etc) ante cualquier acción correcta. No todas las actividades son premiadas por el simple hecho de estar bien hechas. Como ejemplo el famoso » si te portas bien te compraré…» ¡habría que desterrarlo de nuestro vocabulario!

PENALIZAR EL MAL USO: romper o dañar tirando un juguete o haciendo mal uso del mismo, debería ser penalizado.  Hay muchos niños que deciden probar la ley de gravedad con los juguetes o intentar hacer un lanzamiento  para ver hasta dónde llega el juguete que seguramente acabará destrozado en el suelo. Si a la primera de cambio le estamos comprando un nuevo juguete porque «se le rompió», «se le cayó» «bueno, no es tan caro» los niños entenderán que su conducta no es errada y que  a la vez se los premia comprando algo más reciente.

Aprendiendo el valor de las cosas, apreciando un regalo y el esfuerzo que supone ganar el diner0 que permite comprarlo, de nosotros depende que los niños reviertan el «Consumo, luego existo» por el «Pienso y luego consumo».

 

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3 Comments

  • Inma Alonso

    Me parece importantísimo este tema, porque son muchos los valores que están relacionados directa o indirectamente con el consumo. Yo tengo mellizos de 4 años y creo que, de momento al menos, tanto ellos como yo (soy mamá sola, no hay papá), lo estamos haciendo bastante bien en este sentido y los propios niños saben ya marcarse sus propios límites (no siempre, claro).

    Saben que comprar implica gastar dinero y eso sólo se consigue con el trabajo de mami, que le resta tiempo para jugar con ellos y hacer otras cosas divertidas. Saben también que el dinero hay que distribuirlo porque no es infinito, por tanto ya están aprendiendo a priorizar en qué creen más conveniente gastarlo.

    Saben que las cosas se pueden reutilizar y que no hay que estropearlas porque podrán emplearlas otros niños; de vez en cuando dedicidimos qué juguetes son ya de bebé y cuales de niño mayor y los de bebé los vendemos o los regalamos. Tampoco les importa utilizar ropa y juguetes de segunda mano porque son guays, vienen llenas de aventuras de otros niños (siempre me invento una anécdota o un cuento que le ha ocurrido a esa cosa que ellos están reutilizando y les encanta).

    Saben que fabricar cosas nuevas contribuye a deteriorar la naturaleza y es muy importante reciclar para que todo se aproveche lo máximo posible (los pobres a veces se pasan y van pillando latas, colillas, etc. que ven tiradas por la calle para tirarlas a la papelera y a mi casi me da algo…)

    Cuando les gusta mucho una cosa y saben que no se la voy a comprar, han aprendido la muletilla de «Un día…», por lo menos no es un no rotundo y se quedan conformes sabiendo que «un día» la compraremos. Me llegan con caprichitos como: «¿Sabes mamá? Hoy vi una hormigonera (están arreglando el pavimento de la alameda del pueblo), un día compramos una ¿vale?». Les digo que «Sí, un día» y nos ponemos a decir todo lo que haremos con la hormigonera y se quedan tan felices.

    Obviamente no podemos evitar completamente del consumismo, pero estoy de acuerdo en que hay muchísimas cosas que podemos hacer para que no se pierdan los valores positivos de épocas anteriores (logros basados en el esfuerzo y el trabajo, respeto hacia las cosas y las demás personas, valorar las pertenencias, sobrellevar con alegría las decepciones por no conseguir algo…)

    Cuando me quedé embarazada tuve que dejar mi anterior trabajo y buscar un nuevo medio de vida que me permitiera atender mejor a los niños. Fijaos si estoy sensibilizada con este tema, que decidí abrir una tienda de artículos infantiles de segunda mano. ¡Aprovecho la ocasión y hago un poco de publicidad! Se llama Mamá Hormiguita y servimos a toda la Península, podéis encontrarnos en Facebook (todavía estoy montando la tienda on line). Cositas bonitas y buenas, bien conservadas y a muy buen precio. https://www.facebook.com/mamahormiguita/

  • Mellimama

    Hola Inma, bienvenida a Mellimamá y muchísimas gracias por tus comentarios! Este tema es importantísimo porque sienta las bases del futuro de nuestros niños. Enhorabuena por Mamá Hormiguita y espero que marche viento en popa. Desde aquí, en lo que pueda 🙂 Un abrazo!

¡Tu comentario me hace muchísima ilusión! Gracias!!!

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