Después de un año y dos meses de convivencia 24 horas con nuestros mellizos, decidimos que era el momento de buscar una guardería para que ellos pudieran esparcirse gastando esas tonelada de energías que tienen y Mellimamá tuviera un momento de descanso (al menos mental) por algunas horas matinales. ¡Cuántos planes y listas de cosas atrasadas había tejido en mi mente! ¡Qué ilusa ella! Los poderes de Supermellimamá no habían tenido en cuenta que la guardería nos traería aparejado un enemigo silencioso. Mi casa se ha llenado de virus y bacterias, esos okupas silenciosos, que sin permiso y sin intensión de irse, se han instalado en casa, librando una guerra sucia y…