Hace un año, disfrutaba de mis pequeños retoños de 6 meses en vacaciones cuando se acerca una madre de mellizos y mirando la tierna escena de los bebés que aún no gateaban sobre la toalla de playa, además de comentar lo monos que eran, me soltó un «Espérate y verás. A partir del año empieza el baile y dura más o menos hasta los 3, es muy duro con dos, pero luego a los 5 ya jugarán juntos y no tendrás que estar de un lado a otro por los dos». Ilusa de mí que pensaba que la etapa más dura era hasta el año!! En ese momento, cuando apenas dormía por las noches y las ojeras de mapache me llegaban al suelo, casi me muero del susto con semejante comentario. Pero lo peor no es que lo hiciera, sino descubrir que tenía razón.
Con la movilidad de los niños llega nuestro agotamiento físico y con la primera expresión de deseo, la locura y el NO a flor de piel. Cuando comprenden que son seres autónomos y que pueden decidir y elegir, comienza una larga y difícil tarea, la de educar y poner límites. Pero no tan difícil como ponerlos es sostener ese límite en el tiempo. Y ¿cómo no caer en ser demasiado estrictos o excesivamente permisivos? Esta es una tarea continua y compleja que cada día supone un nuevo desafío, así que aquí comienza nuestra nueva andadura.
¿Para qué sirven los límites?
Todos sabemos lo que es limitar, verdad?, pero a veces olvidamos lo que significa. Los límites son pautas que enmarcan la conducta de nuestros niños, una demostración de amor, preocupación y afecto por nuestros retoños, que les da seguridad y al mismo tiempo les protege. Cuando el niño respeta la autoridad puede sentirse realmente protegidos.
Somos los adultos los que al establecer el límite actuamos como su voz exterior, que luego, al interiorizarla les ayudará a sentar las bases del autocontrol y la conciencia moral (ese curioso «personaje» interno que Freud denominó Superyó) y poco a poco les permitirá regular el comportamiento y les brindará herramientas para discernir entre lo correcto o incorrecto.
Hay que tener en cuenta que los límites se orientan a regular la conducta pero no sus emociones, razón por la cual podrán acatar una orden aunque no estén muy de acuerdo y se enfaden o lloren.
¿Por qué a veces cuesta tanto establecer límites?
¿Por qué a veces cuesta tanto establecer límites?
- Inseguridad: a veces no sabemos si estamos obrando bien o mal y nos sentimos inseguros con respecto al amor de nuestros hijos.
- Sentimiento de culpa: Puede pasar que no compartamos demasiado tiempo con ellos y compensamos la ausencia con mayor permisividad.
- Falta de constancia: poner límites supone un gasto enorme de energía y voluntad férrea y a veces cedemos cuando ya nos agotan las fuerzas.
- Diferencias o desvalorización entre los padres: la opinión de uno de los padres sobre el otro es negativa y el niño tiende a no obedecer ya que ha sido desautorizado por el otro progenitor. Es fundamental establecer un criterio común para no marear a nuestros hijos.
- Falta de paciencia: El grito es el primer síntoma de la falta de paciencia y no ayuda a poner límites ni manejar la situación adecuadamente.
¿A partir de qué edad debemos poner límites?
Antes de los 3 años, los niños aún no comprenden el concepto de bien y mal, pero aún así es importante educarles lo antes posible y esto se consigue a través de las pautas repetitivas. Actividades como por ejemplo la comida, el juego, el baño son una clara prueba de ello. La repetición les organiza y les permite anticipar lo que vendrá luego y esto le da confianza y seguridad.
[Tweet «Lo dificil de los límites no es ponerlos, sino sostenerlos»]
¿Cómo marcar límites?
Cada madre o padre tendrá su estilo pero hay verdades de perogrullo que son importantes a la hora de marcar estas pautas:
- Antetodo, debemos mostrar seguridad y firmeza. Lo que digo y mi rostro deben estar en sintonía.
- Debemos ser firmes pero a la vez cariñosos.
- El tono de voz y es tan importante como la palabra.
- Las pautas y normas deben ser claras y directivas.
- Reforzar las conductas positivas.
- Sancionar la conducta y no al niño, es decir, no etiquetarlo. Lo que él ha hecho está mal pero no significa que él sea malo.
- Evitar sobreproteger a nuestros hijos
- Evitar el NO. Algo sumamente difícil porque instintivamente tendemos a tener el no a flor de piel sobretodo cuando tienes que atender a dos al mismo tiempo pero hacer que el mensaje sea positivo.
- Establecer las reglas explicándoles las cosas. Por pequeñitos que parezcan, los niños entienden mucho más de lo que creemos.
- Controlar nuestras emociones. Si nos alteramos, les trasmitimos una imagen negativa. Los niños repetirán nuestros actos, y tenemos que dar ejemplo.
- Presencia. Pasar tiempo de calidad con nuestros hijos es fundamental para establecer las pautas educativas en un ambiente amoroso y respetuoso.
¿Qué le enseñamos a nuestros hijos a través de los límites?
Capacidad de espera: Marcar límites les permite fortalecer la capacidad de espera de nuestro hijo. La necesidad de un bebé recién nacido debe ser satisfecha inmediatamente pero a medida que crece el bebé deberá aprender a esperar e irá buscando objetos sustitutos como el chupete, un libro, una canción con la que pueda esperar mientra se satisface su necesidad.
Tolerancia a la frustración: Restablecer una norma y un límite generalmente acarreará una situación de disgusto y frustración. A través de los límites le ayudaremos a poder vivir esa situación y a calmarse. Las normas son las que le dan seguridad y un marco de contención. Las rabietas que puede acarrear habrá que canalizarlas y conversar con él para que comprenda lo que ha sucedido.
La rutina: El punto de partida para poner un límite es dar una explicación de por qué lo hacemos. Si nuestro hijo comprende el motivo por el cual estamos poniendo una regla, se sentirá más predispuesto a obedecerla. Esto le ayudará, además, a construir una conciencia interna acerca de qué valores de comportamiento son importantes.
Cada vez que se presente la situación que requiera de la norma es importante volver a marcarla. De este modo no dará lugar a la resistencia o a la negociación y se transformará en un hábito. Mucho más aún si se trata de rutinas familiares como la hora de irse a dormir.
[Tweet «»Criar a un niño es como sostener en la mano un jabón: si aprietas mucho sale disparado, si lo aprietas con indecisión se te escurre entre los dedos, pero una presión suave pero firme lo mantiene seguro»]
Respeto: El respecto se da con la autoridad que ven en nuestra figura parental y del amor y respecto que nosotros mismos les brindamos. Esto es fundamental par que luego puedan respetar a los demás. Esta conducta surge del amor y del respeto que le profesemos, y es un aprendizaje comienza desde que viene al mundo.
Familia y entorno: Educar a nuestros hijos es la principal tarea que tenemos como padres y sienta las bases para su adaptación al mundo. No es algo que aprenderá fuera, sino dentro de casa. El colegio es el encargado de reforzar estas pautas educativas y nuestra relación con la escuela tiene que ser amena y complementaria. Si no se valora así, no se conseguirá que el niño adopte unos buenos hábitos y se le crearán verdaderos conflictos de autoridad.
Seremos su espejo, su guía y su protección, así que armémonos de paciencia y constancia porque nuestro mayor reto en esta vida será educar a nuestros hijos.
¿Qué hacer si nuestros niños si no obedecen?
La rebeldía y el pataleo: Enseñar normas y reglas a nuestros hijos es una tarea ardua, compleja y muuuuy larga. Si un niño no acepta las normas establecidas habrá que analizar qué circunstancias y situaciones pueden afectar al niño para comprender el por qué: un cambio en la situación familiar, en el colegio, etc. Pero también tendremos que pensar en no justificar
A veces esa rebeldía es una forma de llamar la atención y sienten que no les queremos cuando ponemos los límites. Por eso es tan importante hacerlo de forma firme pero afectuosa y explicarles el por qué lo hacemos para que ellos puedan comprender ese límite.
La negociación: muchos niños tienden a negociar los límites y buscan en todo momento ganar la partida. Los límites pueden flexibilizarse en algunas ocasiones pero es importante sostener la pauta establecida y no dejar que sea el niño quien con su negociación establezca los límites.
Premio y penitencias: Las penitencias son medidas correctivas cuando un niño no cumple con las reglas establecidas en ningún caso. La privación de una situación es una de las penitencias más comunes y efectivas. Si por ejemplo golpea repetidamente un juguete y se le ha llamado la atención en ocasiones, se le retira ese juguete durante un tiempo. En el caso de los niños muy pequeños tampoco tienen claro el concepto de tiempo, con lo cual unos minutos les permitirán calmarse para volver a ofrecerle el juguete y que intente jugar d otro modo.
Sin embargo, no hay que abusar de las penitencias ni de los premios. Muchos padres utilizan los premios para lograr que sus hijos cumplan con las normas y esto puede conllevar que el niño negocie el premio perdiendo de vista que las normas tienen un fin específico.
Poner límites a los niños y en especial a los mellizos, es verdaderamente muy difícil. Habrá días muy buenos, días malos, pataletas, y lo más difícil será sostener esos límites en el tiempo porque los niños intentarán ponernos a prueba a cada paso.
Piensa que en cuanto cedemos, nuestros hijos verán dudas y nos costará mucho más que respeten las reglas establecidas. También habrá que jugar con la flexibilidad, adaptando las normas según cada situación y estableciendo excepciones en cada caso.
Así que prepárate, porque escucharás tu voz una y otra vez repitiendo las mismas frases, los mismos señalamientos hasta el hartazgo, pero al final, con esfuerzo, paciencia y mucha dedicación, conseguirás el objetivo. Y para nosotros mismos como padres supone un enorme aprendizaje!!!
He visto hace poco una frase que sintetiza muy bien la tarea educativa «Educar a un niño es como sostener en la mano un jabón. Si aprietas mucho sale disparado, si lo sujetas con indecisión se te escurre entre los dedos, una presión suave pero firme lo mantiene seguro«. Cierto, verdad?
Así que muuuuucha suerte con esta tarea compleja y hermosa a la vez!

5 Comments
Ceci A
Me gustó mucho este post. Tengo solo una hija pero todo lo que aquí se comenta sirve igualmente para uno. Aunque a los padres de mellizos les parezca que todo es mucho más dificil, tener uno tampoco es sencillo!
Gracias MelliMamá por tus consejos y recomendaciones.
Ceci de Buenos Aires
Mellimama
Gracias Ceci por tus comentarios 🙂 Me alegra que te haya gustado el post! Desde luego que todas estas pautas son aplicables a uno o a más niños. La crianza de mellizos más que difícil es trabajosa. Un beso grande
Baberos Y Claquetas
Si es difícil con uno no me quiero imaginar con dos. Nosotros utilizamos con Vikingo el para para cosas menos importantes y dejamos el no, para las que no se pueden tocar o hacer por nada del mundo. Parece que lo va entendiendo cuando quiere jeje. Besos
Mellimama
Hola guapa, gracias por tomarte un minutito para comentar 🙂 Con dos, es un poco más trabajoso pero poner límites lo es siempre! Ellos entienden mucho antes de lo que nosotros creemos pero nos ponen a prueba y es ahí donde tenemos que explicar, acompañar y enseñar. Un beso grande.
cositas chulas
Perfecto, no puedo decir más, lo de los límites para los niños debe ser pieza angular, y más si son mellizos o gemelso, ya que el uno copia del otro y, como le pases una a uno, el otro querrá también hacerse fuerte y aprender o tomarlo como propio. Gracias por las ideas.